Internacional | Buenas noticias desde Colombia

Estos días Colombia está siendo protagonista en los diferentes medios de comunicación. Podemos felicitarnos porque parece que se puede romper el maleficio de que de ese país sólo pueden llegar malas noticias. Algunas cosas parece que están cambiando en ese país y tenemos que felicitarnos por ello.

  1.-  Niñas y niños huitoto de Colombia.

Ya llegaron a un hospital en Bogotá Lesly, Soleiny, Tien Noriael y Cristin, el sábado. Se trata de los menores, perdidos en la selva del Putumayo que deambulaban tras un accidente aéreo. El general a cargo del rescate (“Operación Esperanza”), se llama Pedro Sánchez, pero dice que quienes localizaron a los menores fueron guardias indígenas, que en diversos contingentes llegaron de las organizaciones OPIAC, del Putumayo (siona y murui muina) e incluso del Cauca (nasas). (Otra guardia indígena, la Uramia u hormiguita en idioma embera, recibía premio Gijón ciudad Defensora de los DDHH el año pasado a propuesta de SUATEA).

El Presidente Gustavo Petro, desde la Habana, dijo que fue un día mágico, coincidente con la firma de alto el fuego con la guerrilla del ELN, un hecho sin precedentes que abre un esperanzador camino hacia definitiva pacificación de Colombia, un proceso que, sin duda, será largo y no estará exento de tropiezos y trampas.

La prensa se hace eco, no es para menos, y habla de milagros y de niños perdidos. Por su parte,
la ONIC (Organización Nacional Indígena de Colombia) y la OPIAC, las organizaciones y Autoridades indígenas nacional y territorial respectivamente, dicen que fueron protegidos por la Selva.

El abuelo Fidencio los estaba esperando en Villavicencio, capital del Meta. La abuela Fátima había grabado mensajes en su idioma huitoto, que fueron difundidos por altavoces desde los helicópteros. La odisea seguramente inspirará nuevas historias.Algunas, ya habían sido contadas mucho tiempo atrás, cuando los huitotos trataban de zafarse del esclavismo impuesto por la explotación del caucho. Sus torturas inverosímiles, la complicidad de la Selva para salvar a muchos, el exterminio que supuso para este y otros pueblos, tiene novela histórica en La Vorágine de José Eustasio Rivera (que da nombre también a una librería, muy “emparentada” con Colombia en el centro de Santander).
«Ellos son hijos del monte» y saben cómo sobrevivir en la selva, ha aclarado el abuelo feliz.
La abuela Fátima dice que Lesly, la mayor, es una guerrera. «Fue una búsqueda bastante dura, ésta es una selva tropical, muy tupida; recorrimos con lluvia, con tempestad, con muchas situaciones difíciles, pero con toda la esperanza y la fe espiritual de poderlos encontrar», dice uno de los guardias indígenas, esos que se manejan con un simple bastón simbólico de mando.

Desde la OPIAC expresaron que “la sobrevivencia de los niños es una muestra del conocimiento y relacionamiento con el medio natural de vida, el cual se enseña desde el vientre de la madre”.
Y también hacen un llamamiento para garantizar la implementación de la Ruta de Atención Intercultural para las niñas y niños Mucutuy,  acordada entre la OPIAC y Bienestar Familiar.
Ante el hospital en que se recuperan hay indígenas dándoles fuerza espiritual.

Desde la ONIC (Organización Nacional Indígena de Colombia, con cuyas autoridades se había reunido en febrero la XIX delegación asturiana de verificación de DDHH), han compartido “este momento de felicidad y aire de vida que trae consigo la buena noticia de haber ubicado a los 4 menores de edad que se encontraban caminando la selva tras sobrevivir al lamentable accidente aéreo ocurrido el pasado 01 de mayo en la Amazonía colombiana”.

“Reconocemos y agradecemos los esfuerzos de los Sabios, Sabias, Autoridades Tradicionales, equipo indígena de rescate, las Organizaciones y Comunidades indígenas, sumado a las acciones de las entidades del Gobierno y del Presidente Gustavo Petro para la búsqueda y rescate de los menores que iban en la aeronave siniestrada. Y exaltamos la capacidad y conocimientos propios del ser indígena mostrado por los infantes para hacer frente ante la adversidad.”

Y también reclaman al gobierno y al Congreso para una investigación del accidente y para asegurar procedimientos adecuados de movilidad y libertad de locomoción para los pueblos indígenas.

Antes, cuando se encontraron los restos de la avioneta, ya habían procedido con el duelo nacional y con sus ceremonias de buen retorno a la Madre Tierra, para la mamá de los menores, Magdalena,  para la autoridad indígena Herman Mendoza  y para el piloto Hernán Murcia, que habían fallecido en el accidente del 1 de mayo.

2.-  Mientras aquí la derecha y los ultras nos prometen eliminar el Ministerio de Igualdad (y colocarnos a la cola de Europa),

en Colombia se está creando un Ministerio de Igualdad que nunca tuvieron y que liderará una negra poderosa, la Vicepresidenta Francia Márquez, que proviene de las prácticas de exclusión, racismo y desconocimiento de los derechos de las mujeres. 

El Congreso ha establecido medio año para el proceso de creación de esa institucionalidad de avanzada. Francia Marquez lo ha explicado esta semana en una movilización intensa y masiva en la plaza Bolívar, (junto al nuevo Presidente del Senado, Alexander López, que cuando era sindicalista estuvo en Asturias).

También ha expresado sobre el accidente selvático: “Celebremos la vida y el reencuentro con los niños y niñas que estuvieron desaparecidos durante 40 días en la selva de Colombia. Agradecemos a las autoridades indígenas y a las Fuerzas Militares por perseverar en esta búsqueda. Cuando ponemos los saberes y las instituciones a trabajar con persistencia al servicio del pueblo podemos solucionar, salvar vidas y construir colectivamente la esperanza.”

3.-  Para que este esperanzador panorama pueda seguir avanzando se hace necesario recordar que, siendo Colombia un país tan grande, podemos encontrarnos con noticias contradictorias que reflejan los diferentes ritmos con los que se producen los acontecimientos. Así, en las últimas semanas hemos recibido informaciones procedentes de la comunidad embera dobida, que reside en el departamento de Chocó que nos trasladan su preocupación ante la permanencia de grupos paramilitares en su territorio ancestral que limitan su movilidad y suponen una amenaza para que la comunidad pueda desarrollar sus actividades con libertad. A este respecto, tenemos que recordar que dicha comunidad ha formado su propia Guardia Indígena, la Uramia, destinada a ejercer el control del territorio y asegurar que no se desarrolla en el mismo ninguna actividad ilícita o contraria al mantenimiento del medio ambiente.

Al calor del rescate de los menores perdidos en la selva amazónica, conviene recordar, una vez más, que las Guardias Indígenas son una institución legalmente reconocida por la Constitución colombiana, que están formadas por jóvenes que no portan armas y, por ello, arriesgan sus vidas para cumplir con un cometido que nos parece esencial. Es por ello que, desde aquí, queremos insistir en nuestro llamamiento a que se garantice el derecho del pueblo embera dobida a desplazarse libremente por sus territorios y desarrollar su estilo de vida sin ninguna interferencia exterior. Nadie tiene mayor interés que la propia comunidad en ejercer el control de su propio territorio para asegurar el mantenimiento del equilibrio natural y la erradicación de prácticas delictivas.

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