Área de Medioambiente de la CI | Por un ferrocarril público, de calidad, social y sostenible,
El cambio climático está provocando grandes desequilibrios en la naturaleza. Supone el mayor riesgo sistémico a nivel global para el futuro próximo ya que el calentamiento global aumenta de forma acelerada. Ante esta realidad, hay una serie de compromisos estatales adquiridos en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética 7/2021 del 20 de mayo, así como en los objetivos de desarrollo sostenible presentes en la Agenda 2030, aprobada en 2015 en la Asamblea de las Naciones Unidas. Concretamente, el objetivo 11 hace referencia a las ciudades y áreas metropolitanas que representan el 70% de las emisiones de carbono mundiales y más del 60% del uso de recursos.
En esta línea, la Organización Meteorológica Mundial señala que el ritmo de calentamiento que se está alcanzando es preocupante y que las medidas emprendidas son insuficientes para contener el aumento de las temperaturas.
Sabemos que la mayor fuente de emisiones de dióxido de carbono procede de la combustión del carbón, petroleo y gas, producidos en gran parte por los vehículos y, por lo tanto, las políticas deben ser coherentes y fomentar y hacer una apuesta clara por la movilidad sostenible. En consecuencia, las inversiones en movilidad e infraestructuras tienen que ser fruto de una reflexión calmada, basada en datos, en análisis técnicos y de acuerdo con los principios de sostenibilidad promulgados por la Unión Europea, para fomentar formas de desplazamiento sostenibles como caminar, la bicicleta o el transporte público.
En este sentido, el tren se configura como la mejor alternativa a la hora de desplazarse entre ciudades y hace una gran función vertebradora del territorio. Contradictoriamente, el mal servicio de Cercanías ha cerrado el año 2021 con menos de 9,5 millones de usuarias y usuarios a diferencia de hace 12 años que contaba con 24 millones. Es evidente que las políticas de transporte ferroviario han ido orientadas a la privatización, destinando grandes cantidades de dinero público a la construcción de líneas de alta velocidad, en detrimento de las líneas convencionales que son las que utilizan más del 95% de las usuarias y usuarios, así como a la construcción de grandes infraestructuras que actúan como llamada a la utilización del transporte individual. Son usuarias y usuarios que ha perdido el tren y ha ganado la carretera.
Esta merma en los servicios públicos y en la vertebración del territorio ha contribuido al aislamiento de las zonas rurales. Las personas que viven en las zonas rurales necesitan desplazarse para acceder a los servicios de primera necesidad (educación, sanidad…) y a los centros de trabajo. El tren es un medio de transporte necesario para mantener la población juvenil en las zonas rurales. Además, el transporte público puede ser una opción para que las mujeres que sufren violencia de género o las personas en situación vulnerable puedan acceder a la inserción sociolaboral, elemento imprescindible en su recuperación integral.
El ferrocarril es, con diferencia, el medio de transporte menos emisor de gases con efecto invernadero así como el mejor instrumento de movilidad para mitigar los efectos del cambio climático. También es uno de los más eficientes desde el punto de vista energético. Es por eso que tiene que ser la base de la movilidad en la situación climática en la que nos encontramos. El transporte por carretera, el marítimo o el aéreo deberían quedar en un segundo término.
Para conseguir todos estos objetivos es necesario aumentar las inversiones en ferrocarril convencional y priorizarlas frente a proyectos faraónicos y elitistas. Una de las medidas fundamentales es la mejora de la accesibilidad al tren y la eliminación de las barreras de acceso, tanto a nivel físico como económico. Por eso hay que establecer tarifas asequibles a la población y tarifas sociales para los colectivos más vulnerables.
Otra de las medidas que proponemos es la de adaptar los vagones con espacios para las bicicletas o disponer de asientos abatibles que permitan viajar en bicicleta con garantías, fomentando así formas de desplazamiento sostenibles y totalmente compatibles.
Por otra parte, es necesario impulsar decididamente el transporte de mercancías por ferrocarril que en los últimos años ha sufrido una gran caída. Para ello hay que destinar recursos económicos que mejoren y reactiven las infraestructuras existentes, ya que la mayoría se encuentra en pésimas condiciones.
Fomentar la intermodalidad debe ser también un objetivo a corto plazo, ya que los trenes consumen menos combustible por tonelada/kilómetro que los camiones. Enviar las mercancías por ferrocarril es una alternativa más ecológica que el transporte por carretera, al mismo tiempo que se fomenta el consumo de proximidad.
Resulta también necesaria la electrificación de las líneas de la red básica ferroviaria y la introducción de sistemas libres de emisiones de gases de efecto invernadero, además de la utilización de las energías renovables para los servicios e instalaciones ferroviarias de las empresas pública y evitar las macroplantas que suponen una amenaza para nuestro territorio.
Como sindicato de clase que somos, no podemos olvidarnos de las condiciones laborales del personal del sector ferroviario. El trabajo debe ser una de las fuentes que alimenten la salud integral de las personas, y ésta no la podemos desligar de la salud ambiental. Reclamamos, en consecuencia, empleo público de calidad, estable y con derechos laborales reconocidos para las ferroviarias y los ferroviarios, así como un aumento de los recursos materiales y de personal.
Por último, debemos reivindicar el billete único multimodo, todo un reto de coordinación y consenso, y también una apuesta por mejorar el servicio, reducir las tarifas y desatascar los servicios, mejorando así la calidad del servicio y la atención a las usuarias.
Desde la Confederación Intersindical mostramos nuestro apoyo a todas las iniciativas que han surgido en el Año Internacional del Ferrocarril, a la Coordinadora Estatal por un ferrocarril público, social y sostenible, así como al resto de organizaciones implicadas en la lucha. Hacemos patente nuestra apuesta para que éste sea verdaderamente un servicio para la ciudadanía, independientemente de la situación geográfica, el poder adquisitivo, las cualidades físicas, género y edad, respetuoso con el medio ambiente.
Área de Medioambiente de la Confederación Intersindical